El «ghosting» es una práctica habitual que consiste en cortar toda comunicación con alguien sin darle explicaciones y sin una motivación aparente.
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Las prácticas afectivas irresponsables en las redes sociales existen. ¡Sí! allí se ha creado un entorno en el que conocer a personas es más fácil que nunca. Además enmascaran nuestra verdadera personalidad e intenciones. Hay prácticas afectivas irresponsables y hoy te las vamos a contar.
La era digital ha cambiado no solo la forma en que nos comunicamos, sino también la forma en que nos comunicamos entre nosotros y conocemos a los demás. En el diccionario de nuevos términos, los psicólogos y expertos en relaciones tóxicas o comportamientos poco saludables dentro de las relaciones, evidencian un auge de este tipo de comportamientos que las nuevas generaciones ya han interiorizado e integrado dentro de su propia cultura sentimental.
Ghosting: Hacer ghosting es cortar toda comunicación y contacto con una persona cercana. Usualmente no se ofrecen ninguna advertencia previa, explicación o justificación, ignorando sus intentos de acercarse.
Orbiting: Consiste en cortar el contacto de forma tajante y sin explicaciones con una persona cercana. Sin embargo, continúa estando presente en las redes sociales del otro individuo; por ejemplo, comentando en sus posts, o reaccionando a sus historias o dándole «me gustas».
Breadcrumbing: Este término describe los momentos en los que la persona que nos gusta o nos interesa envía pequeñas señales de atención o cariño. Valga decir, dando a entender que el vínculo está avanzando con perspectivas de asentarse y convertirse en estable, pero sin que exista en realidad esa intención de su parte.
«Breadcrumbing» significa, en inglés, echar migajas de pan. Esto implica un trato personal inconsistente. Se trata de una relación en la que una de las partes no deja claras sus intenciones y la otra parte no sabe nunca qué esperar de ella.
Quien hace breadrumbing evita hablar de la relación y su rumbo, convirtiéndolo en un tema tabú.
También, es típico de estas dinámicas el no recibir señales de vida de la persona que hace breadcrumbing durante días o semanas, dificultando el avance de la relación y la confianza.
Benching: Se define como la intención consciente de dejar a la otra persona «en el banquillo»; a la espera de que en algún momento se vaya a concretar un vínculo amoroso, cuando la intención real es dejarla esperando.
Hoovering: Proviene del término hoover, o aspiradora en inglés. Define la acción de «aspirar» o volver a atraer a alguien con quien la persona ha mantenido algún tipo de relación, volviendo a entablar contacto con el fin de cubrir necesidades narcisistas como la de sentirse deseado.
Es típico de estas dinámicas el recibir mensajes en ocasiones especiales en los que la persona que hace hoovering inicia una conversación casual, o bien expresa cuánto te echa de menos, o pide ayuda apelando a tus emociones.
Love bombing: Esta táctica es tan vieja como el tiempo mismo y es la «explosión» de amor que se utiliza para enganchar a la otra persona haciéndola sentir única y especial. Lo que la llevará a idealizar el vínculo.–
En un primer momento, la persona llenará a su pareja de gestos, regalos y demostraciones de amor desmedidas. En una fase posterior_ una vez que la relación se afianza_ la persona que hace love bombing comienza a apartarse de su pareja.
La intención es ser perseguido y llamar la atención. Si la pareja verbaliza una preocupación acerca de la dinámica, quien haga love bombing negará el problema y hará que la otra persona dude de su propia percepción.
Gaslighting o luz de gas: El término se refiere a una violencia psicológica que se ejerce para hacer que la pareja dude de sí misma, de sus percepciones y su salud mental. Esta manipulación se caracteriza por la insistencia continua en que todos los problemas de la relación se deben a errores de interpretación por parte de la otra persona.
Es común que quienes hacen gaslighting hagan comentarios despectivos muy sutiles a su pareja, justificándolo como preocupación por ella. También es habitual que estas personas asuman un rol paternalista con respecto a su pareja y que se confunde con cariño o protección.
Aunque podamos pensar que dejar de hablarle a alguien a quien quizás conocimos por internet y no hemos visto nunca en carne y hueso no es para tanto, la realidad es que sufrir esta experiencia puede ser algo sumamente doloroso. «Cuando vives en tus carnes el ghosting o el orbiting, la sensación habitual es la de no ser suficiente, que algo falla en ti y que debe de ser grave cuando la otra persona decide desaparecer sin decir nada», explica la psicóloga Marta Martínez Novoa en su libro Que sea amor del bueno (Zenith).
«En algunos casos el motivo es una falta de autoestima: sentirse inseguro y tener miedo a perder a la otra persona.
Hay una sensación que lleva a uno a sentirse más seguro si tiene al otro controlado. Por eso, le manipula para que se comporte o tome las decisiones que le den más tranquilidad.
Es decir, olvidando que tal vez esto no tiene nada que ver con lo que desea el otro», señala la psicóloga Silvia Congost, especialista en dependencia emocional, autoestima y relaciones tóxicas.
«En otros casos; esto ocurre como una forma de maltrato psicológico muy común. Perfiles narcisistas o simplemente personas que han aprendido a funcionar así.
Sin ser conscientes de los daños que provocan, causan heridas muy profundas en quien tienen al lado. Puede que sean personas que de pequeños crecieron en entornos en los que vieron este tipo de conductas por parte de sus progenitores y las copiaron, aprendieron e incorporaron sin darse cuenta», explica Congost.
Con información de La Voz de Galicia