El reto es tener una idea innovadora para echar a andar un negocio ¡Hagámoslo posible!
¿Emprender es lo mismo que innovar? esta pregunta es más común de lo que pensamos. Innovación y emprendimiento son términos que suelen confundirse, pero tienen significaciones sumamente distintas. La innovación y el emprendimiento son procesos relevantes en la sociedad actual; y aunque su naturaleza son distintas; son muchas las veces en la que ambos términos van de la mano mediante el desarrollo de ideas.
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Por un lado, innovar es crear algo introduciendo una novedad, mientras que emprender en general significa comenzar un negocio en el que se desarrolla una idea de producto o servicio. La Innovación es una actividad sumamente ligada al cambio; y este cambio no tiene por qué ser significativo, pero implica una muestra de renovación.
Isabelle Chaquiriand, directora del Centro de Emprendimientos Deloitte del IEEM y Leonardo Veiga, profesor del IEEM. expresan que para responder más cabalmente a la pregunta, recorramos estos conceptos:
* La visión de la estrategia innovadora
Existe una opinión muy generalizada en cuanto a considerar a la innovación como una de las vías fundamentales en la renovación de las ventajas competitivas de las empresas y el factor explicativo del desarrollo económico. Para que exista innovación, tienen que existir dos componentes fundamentales: la presencia de novedad y la ocurrencia de un salto relevante en la creación de valor a través de esa novedad. Siempre considerando que la innovación no se determina en absoluto, sino en referencia a unos sujetos y a unas circunstancias dadas. ¿Pero eso implica necesariamente emprender?
La definición más extendida refiere que emprender es empezar un nuevo negocio; pero los profesores del IEEM indican que el término resulta insuficiente en un mundo donde la incertidumbre y el cambio obligan a los directivos y líderes de empresas, en varios niveles de la organización, a aplicar sus habilidades emprendedoras para su actividad diaria.
Por eso, presentan conceptos más amplios, que definen la actividad emprendedora como la identificación de una oportunidad, obteniendo los recursos y poniendo el liderazgo para crear valor (social y económico), en una variedad de contextos (Babson College). ¿Pero eso implica necesariamente innovar?
Ejemplos de esto, plantean Isabella y Leonardo, serían aquellas propuestas que no tienen diferenciación pero que igual son exitosas porque existe un mercado desatendido; o que tienen una ventaja competitiva con una propuesta de valor levemente incremental, pero no implican un salto significativo en su propuesta de valor; o copias o franquicias de conceptos ya existentes en el mercado. Cualquiera de estos ejemplos, implica emprender sin que sean propuestas innovadoras.
Pero para que las empresas sean pujantes a lo largo del tiempo, tienen que generar ventajas competitivas sostenibles, distinguirse de los competidores, producir beneficios económicos, y que esas ventajas no sean fácilmente imitables. El ser diferente, el aportar valor al consumidor por la vía de esas diferencias, y el preservar esas características.
El aportar valor al consumidor por la vía de esas diferencias, y el preservar esas características a lo largo del tiempo son la clave del éxito. Y esto es muy difícil de lograr sin innovar, o de ir innovando a lo largo del tiempo para tener una ventaja competitiva sostenible.
Todas las empresas quieren diferenciarse, la cuestión es la vía por la que procuran lograrlo. Diferenciarse es diseñar una propuesta de valor —de la cual el precio es uno de sus componentes— distinta de las restantes propuestas de valor existentes.
“La estrategia competitiva consiste en ser diferente. Significa la elección deliberada de un conjunto diferente de actividades para brindar una propuesta de valor única”. Porter
Se puede iniciar un emprendimiento sin innovar. Se puede encontrar una ventaja competitiva haciendo más de lo mismo porque hay un público que está desatendido, o copiando un concepto ya existente. Pero será muy difícil sostenerlo en el tiempo y generar beneficios económicos si no se innova en algún momento, si no genera ventajas competitivas que produzcan un incremento en la propuesta de valor. Por lo que si bien innovar y emprender no es lo mismo, lo invitamos a que lo sea, dicen Isabelle Chaquiriand, directora del Centro de Emprendimientos Deloitte del IEEM y Leonardo Veiga, profesor del IEEM.
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